En una sociedad, en la cual,
- con una rapidez vertiginosa están cayendo las fronteras, y, casi de improviso,
- faltan, o se modifican todos los modelos de referencia
- ante el multiforme dinamismo de nuestra misión, intentando dar respuesta a las necesidades siempre nuevas de la humanidad,
Se impone la necesidad de
- reafirmarnos en la primitiva intuición, que está en la raíz de nuestra elección de vida,
- encontrar, en la frescura de los orígenes, “aquello” por lo que se nos puede reconocer, en todas las latitudes y en todas las formas de servicio, como Familia de Paula, y que, como el eco de una infancia común, alimenta la alegría del servicio y la esperanza de que la utopía del Evangelio puede dar sentido todavía hoy a la vida del hombre.
Este breve trabajo es fruto de cuanto hemos vivido y compartido en la cercanía de Paula, más viva que nunca en las Memorias, en las Constituciones de 1851 y en las Cartas.
Paula, todavía hoy, con su estilo sencillo y femenino de mujer plenamente realizada, es capaz de dar respuesta a los problemas de una sociedad compleja y tecnológica.