Hermanas de Santa Dorotea

En el año 1835 pasó por Quinto un sacerdote amigo de Don José, Don Lucas Passi, quien, al encontrarse con Paula, comprendió enseguida el valor de aquella joven y del grupo que ella había iniciado.

Así, le propuso asumir la obra que él estaba difundiendo por toda Italia y que tenía por objetivo formar a jóvenes pobres y necesitadas.

Teniendo como centro propulsor la parroquia y con la ayuda de jóvenes con una mayor sensibilidad y formación. Don Lucas se proponía reunir a las niñas en su habitual ambiente de vida, de trabajo por las calles y caminos y, estableciendo con ellas un lazo de amistad, ayudarlas a crecer como personas y como cristianas.

Paula captó la originalidad y la validez de la iniciativa.

En la sencillez del método encontraba su línea educativa.

Compartía la centralidad de la parroquia, su organización sólida y equilibrada, y en la colaboración de otras jóvenes, que debían ser formadas, veía un excelente medio para llegar hasta aquellas que, de otra manera, se quedaban como aisladas.

Aceptó las propuestas de Don Lucas y, de acuerdo con sus compañeras, cambió el nombre del grupo por el de Hermanas de Santa Dorotea, según el nombre de la obra que habían hecho suya.

Fue un momento importante para la vida del grupo, porque, con tal elección.

Paula definió con mayor claridad la dimensión apostólica de su consagración y consolidó su primera inspiración: estar totalmente disponibles en las manos de Dios, para evangelizar a través de la educación, dando preferencia a los jóvenes y a los más pobres.

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